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Mesoamérica y el Caribe: Evento sobre la importancia de cooperación internacional para la resiliencia en la región

Cancún, México, 26 de mayo de 2017

Con el objetivo de reflexionar sobre la importancia de la cooperación internacional y las iniciativas regionales en reducción del riesgo de desastres en Mesoamérica y el Caribe, se realizó un evento paralelo para abordar dichas temáticas en el marco de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2017, celebrada en Cancún, México.

El evento paralelo fue organizado por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), junto con el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica (PM), con el respaldo del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC) y la Asociación de Estados del Caribe (AEC).

Los países en América Latina y el Caribe están expuestos a eventos naturales extremos: desde huracanes a terremotos, riesgos de inundación, deslizamientos y sequías, entre otros. Aunque existen indicadores que muestran avances en la gestión integral de riesgos de desastres, se necesita redoblar esfuerzos para generar mayor resiliencia ante estos fenómenos que son cada vez más dañinos para una región con un gran potencial de crecimiento económico.

Entre los años 2000 y 2009, los terremotos, inundaciones y tormentas causaron USD $34,000 millones en pérdidas económicas, en comparación con los USD $729 millones registrados en la década de 1940. El crecimiento demográfico, la urbanización no planificada, la sobreexplotación de los recursos naturales y los efectos del cambio climático incrementan el impacto de estos fenómenos, y sus consecuencias no son únicamente económicas, también generan pérdidas humanas.

El evento paralelo, que contó con la moderación de la Directora Ejecutiva del PM, Lidia Fromm Cea, comenzó con la presentación de la agenda de cooperación regional de México para la resiliencia de Mesoamérica y el Caribe, a cargo de Agustín García-López, Director Ejecutivo de la AMEXCID, quien también anunció el inicio de la cooperación con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el marco de la Red Mesoamericana para la Gestión Integral del Riesgo (RMGIR).

Posteriormente, la Secretaria General de la AEC, June Soomer, abordó el papel de la cooperación internacional en la gestión integral del riesgo de desastres en los países del Caribe, y además compartió detalles sobre la Plataforma de Información Territorial del Caribe para la Prevención de Desastres o PITCA y el Proyecto de Fortalecimiento de Infraestructuras de Datos Espaciales en el Caribe-Proyecto o GGIM, ambos esenciales para la generación de la resiliencia en la región.  

Con el enfoque hacia Centroamérica, Roy Barboza, Secretario Ejecutivo del CEPREDENAC, presentó cómo la especialización de su institución en materia de prevención, mitigación, adaptación y preparación antes desastres en los países del istmo contribuye a la reducción de la vulnerabilidad y el impacto en el desarrollo sostenible.

Por su parte, Carlos Valdés, Director General del CENAPRED, compartió las experiencias de México en la prevención de desastres naturales, así como los diferentes proyectos de cooperación regional, entre ellos la RMGIR.

El diálogo entre los panelistas finalizó con las intervenciones del público y con la conclusión de la relevancia

de las alianzas estratégicas para fortalecer los proyectos que están siendo implementados.

La Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres, reconocida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, es el foro principal a escala mundial para el asesoramiento estratégico, la coordinación, el desarrollo de asociaciones y la revisión de los avances en la implementación de instrumentos internacionales sobre la reducción del riesgo de desastres.

Más de 7,000 líderes mundiales y de la sociedad civil se reunieron este año en Cancún, México (primera vez que se celebra fuera de Suiza) para acordar medidas para mitigar el impacto de los desastres, que se calcula cuestan a la economía global USD $520,000 millones y arrojan a 26 millones de personas a la pobreza cada año.